“Nocturno a san Ildefonso” pertenece a la obra poética De Vuelta publicada en 1976.
Es un poema de 189 versos distribuidos en 4 apartados. En la mayor extensión del poema predominan los versos de arte mayor con medidas de 12, 13, 14, 15, 16 y 17 sílabas. Como recursos poéticos utiliza los espacios o rupturas de renglón en un sólo verso y los encabalgamientos constantes.
El ritmo y la rima interna que lleva el poema marcan la intensidad y el sostenimiento verbal.
Los tropos que aparecen constantemente durante todo el poema son metáforas, adjetivación, alegorías y el uso constante de predicado adnominal o no verbal.
Como buen nocturno, el poema inicia con la noche como creadora de otra noche, de otro espacio y creadora de un ambiente obscuro.
Se describe en los primeros versos el espacio de una habitación durante la noche, donde la voz poética se ubica frente a la ventana y observa el ritmo de la ciudad. Es una ciudad en movimiento, con sus calles, autos, semáforos y espectaculares iluminados donde la misma tecnología les da vida y se las arrebata. En esta parte la ventana viene a representar en la voz poética un motivante para reflexionar y recordar al pasado frente a su propio túnel de la historia de su vida personal y social. Cabe destacar que en el verso 17, la voz poética aparece en primera persona para mostrar las ideas que llegan a su mente y unir la pasión crítica de la vida moderna que yergue sobre su pasado y sobre sí mismo.
En la segunda parte, el sujeto poético describe y ubica al lector en la ciudad de México en 1931, así como el origen del edificio (hoy museo) de San Idelfonso. Y es, hasta el verso 24 que la voz poética reaparece en primera persona del plural para decir la historia a través de vestigios, edificios, estructuras que den cuenta del contexto social y cultural de la época. Asimismo, en el verso 37 se presenta otra vez la voz poética para contarnos el ambiente, la ideología y la lucha adolescente y juvenil en el que se movían los estudiantes de la Preparatoria Nacional. Parece describir los movimientos sociales de esa época pero también pareciera que describe el movimiento del 68.
En el apartado tercero se identifica al sujeto lírico con la persona que está escribiendo el poema, se reconoce como en un espejo. Cuenta que es aquí donde se enfrenta consigo mismo y donde las ideas primarias desaparecen. Lo anterior para convertirse en la convicción y el compromiso con el que los jóvenes defendían sus ideas. También menciona los errores de juventud como falta de experiencias, el carecer de humildad ante un poder impositivo (que presume de recto) y asesinos que gobiernan a la sociedad. Se hace alusión a la historia como un error y a la poesía como la resurrección de la historia donde se inventa y se reinventan historias. Se trata a la poesía como el puente que está entre la historia y la verdad, para reconocernos como una humanidad vacía y en manos del tiempo del cual se debe de huir.
En el último apartado, el ambiente reflexivo termina para volver a ubicar a la voz poética a la realidad para ver que sólo quedan fantasmas, dolores, olvidos y vacíos existenciales. Todo rescatado en el lenguaje, en la palabra. El ambiente frente a la ventana se vuelve a describir para encontrar una luna utópica que compara con su mujer dormida de ojos cerrados, de silencio, que se desploma y se desvanece. Al final, está a punto de amanecer; el sujeto lírico se reconoce, se siente vivo, se encuentra consigo mismo y con una aparente tranquilidad.
El poema es un canto de añoranza que se vivió durante la estancia en la Escuela Nacional Preparatoria ubicada en el antiguo colegio de San Ildefonso, además de estar marcado por la época de la secundaria 3 donde participó en la huelga por la autonomía universitaria.
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