Encinta de sol,
colmada de tu barro limpio y firme
vas trasmutando mi cuerpo
en viva flor que destila rocío tras tu ruta.
(Delia Quiñones)
La seducción del municipio del Cerro de los magueyes, ha cautivado desde el cerro, sus iglesias, su fiesta pero sobre todo por su tradición artística en barro; ese barro que da al hombre, la soberanía para crear algo estético que sea modelado por esa mano del artista. Mano que bendice, que tiene la idea a punto de consumarse, la mano que junto con el barro dan la posibilidad de elegir y de convencer, el ímpetu y la energía de permanecer.
Es así como las manifestaciones artísticas hechas en barro de Metepec datan de la época prehispánica, pasando por la colonia y modificándose en el siglo XX. En su momento fue un poblado de importante producción agrícola, actualmente su trascendencia se establece en el impulso y la proyección que ha tenido la producción de objetos hechos en arcilla; convirtiéndose esta actividad en patrimonio cultural tanto a nivel local como nacional, resultado del vínculo entre la tradición y la vida contemporánea.
En 1935, nace esta tradición artística en arcilla y la leyenda familiar de la dinastía Soteno; por medio de Doña Modesta Fernández Mata autora del primer árbol de la vida de Metepec, quien da génesis a esta sublime expresión. Casada con Darío Soteno León inicia la historia de su legado, al dar vida a 12 hijos que integraron la estirpe Soteno Fernández: Mónico, Carmen, Estela, Alfonso, Víctor, Tiburcio, Pedro, “Marinito”, “Josecito”, Teresa, Manuel y Agustina, conforman el ensueño de su propio árbol genealógico; que a la fecha sigue dando frutos que enriquecen la tradición del arte en barro. Su descendencia ha persistido como testimonio de tan importante acontecimiento artístico a través de sus sofisticados objetos. En la actualidad la semilla de la tercera generación está siendo alimentada para garantizar la cosecha futura de generaciones que se enorgullezcan de su origen y de su identidad.
Por primera vez convergen tres generaciones, donde cada una manifiesta un lenguaje personal, que simboliza su tiempo y espacio. Cada uno de los autores incursiona en la elaboración de piezas únicas. Alfonso, Tiburcio y Manuel, son la primera generación del aprendizaje de tan noble oficio; les suceden Oscar, Benito, Carlos, Israel, Javier y Tomás quiénes experimentan la transición que resulta en un mestizaje entre el pasado y el mundo actual reflejado a través de propuestas originales y exquisitas. La última generación la representan Daniela, Carmen, Oscar, Javier y Frida; quienes visualizan el futuro para asegurar que la leyenda seguirá viva durante muchas décadas y garantizar a través de sus percepciones la sensibilidad que dejará la puerta abierta a la descendencia venidera, para que nuestra historia se siga escribiendo.
Ahora que disponen de tiempo, de ensoñación, de la mirada de un niño, sean bienvenidos a “La tierra de los Soteno” a la tierra del “árbol de la vida” dónde se vive el aroma, el sabor, el goce estético a través de este espacio artístico que muestra obras elaboradas como resultado de la íntima relación con la materia, transformada para llevarla a la más sublime de las expresiones del arte, donde confluyen fantasía y realidad, pasado y presente, origen y trascendencia; les albergamos en el territorio de la, orgullosamente, familia Soteno.
Mtro. en A. V. Tomás I. Rivera Soteno.
Metepec, México, 14 de octubre de 2011
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